El diccionario confirmaba que aquella respuesta era terrible.
Jamás era el país en el que vivía. Era un país sin retorno. No me gustaba.
Los habitantes de jamás no tienen esperanza. El idioma que hablan es la nostalgia. Su moneda es el tiempo que transcurre: son incapaces de ahorrar y su vida se dilapida hacia un abismo llamado muerte y que es la capital de su país.
Los jamasianos son grandes constructores de amores, amistades, escritura y otros desgarradores edificios que contienen su propia ruina, pero son incapaces de construir una casa, una mirada, ni siquiera algo que se parezca a un hogar estable y habitable.
De todo eso no habría que deducir que los habitantes de jamás son tristes. Al contrario: no existe un pueblo más alegre. Las más minúsculas migajas de gracia sumergen a los jamaisanos en un estado de embriaguez. Su propensión a reír, a disfrutar, a gozar y a maravillarse no tienen parangón en este planeta.
Biografía del hambre.
Por fin se acaba esta semana de mierda. Espero no volver a tener alguna así en mi vida.
Es todo un bucle de mierda, del que nadie quiere salir.
Love.princess
u.u princesa.... por fin viernes! disfruta tu fin de semana... recordando que un no gracias a la comida es un si por favor a adelgazar :) un beso! xoxo
ResponderEliminarte sigo hermosa :) gracias♥
ResponderEliminarEs un HERMOSO libro, lo leì hace pocoo, en serio es lindo, no pensé encontrar a alguien que lo hubiera leído.
ResponderEliminarJAMÁS, parece mi tierra natal.
Gracias por pasarte, te sigo también =*